Lo que alguna vez fue un simple estacionamiento, hoy se ha convertido en un espacio cultural al aire libre que enriquece el paisaje urbano de uno de los barrios más emblemáticos de Buenos Aires. El renovado Paseo de las Esculturas, ubicado junto al Museo Nacional de Bellas Artes en el barrio de Recoleta, ofrece a los ciudadanos y turistas la posibilidad de disfrutar del arte y la naturaleza en un mismo entorno.

Esta iniciativa, impulsada por Andrés Duprat, actual director del Museo Nacional de Bellas Artes, ha transformado radicalmente el área adyacente a la institución cultural, convirtiéndola en una extensión de la Plaza Rubén Darío. El proyecto no solo amplía la oferta cultural del museo, sino que también democratiza el acceso al arte, permitiendo que las obras escultóricas puedan ser apreciadas fuera de las paredes del recinto museístico.

Entre las piezas más destacadas que pueden encontrarse durante el recorrido se encuentra "El Deseo" de Libero Badii, una de las primeras esculturas que reciben a los visitantes al ingresar al paseo. La obra, con sus formas abstractas y sugerentes, invita a la contemplación y reflexión desde el primer momento. Más adelante, "Marejada" de Noemí Herstein captura la atención con su representación dinámica que evoca el movimiento constante de las olas, estableciendo un interesante diálogo con el entorno natural del parque.

Cerca del final del recorrido, los visitantes pueden admirar "Heracles" de Antoine Bourdelle, una de las esculturas más emblemáticas de la colección. Esta monumental obra del escultor francés, discípulo de Rodin, impresiona por su fuerza y dinamismo, convirtiéndose en uno de los puntos focales más fotografiados del paseo.

Una de las características más valoradas de este espacio es su accesibilidad. Abierto al público a partir de las 11 de la mañana, el Paseo de las Esculturas no requiere entrada ni consumición en el restaurante cercano, lo que permite que cualquier persona pueda disfrutar de este oasis cultural en medio de la ciudad. Además, el diseño del paseo contempla numerosos bancos y zonas de descanso estratégicamente ubicados para que los visitantes puedan sentarse y contemplar las obras desde diferentes ángulos y perspectivas.

El impacto del Paseo de las Esculturas va más allá del ámbito puramente artístico, convirtiéndose en un espacio de encuentro y socialización para la comunidad local. A diario, numerosos vecinos acuden a este lugar para realizar actividades físicas, aprovechando las estaciones de ejercicio instaladas, especialmente populares entre adultos y adultos mayores que encuentran en ellas una forma de mantenerse activos en un entorno agradable y seguro.

La versatilidad del espacio ha hecho que también sea frecuentado por paseadores de perros y visitantes ocasionales que buscan un momento de tranquilidad en medio del ritmo acelerado de la ciudad. La combinación de arte, naturaleza y espacios recreativos ha convertido al paseo en un ejemplo exitoso de reutilización de espacios urbanos con fines culturales y comunitarios.

Desde ciertos puntos del recorrido, los visitantes pueden divisar a lo lejos la icónica Floralis Genérica, estableciendo así una conexión visual con otro de los símbolos culturales de la ciudad. Esta relación visual entre diferentes puntos artísticos urbanos refuerza la identidad cultural de la ciudad y crea un circuito artístico que enriquece la experiencia de quienes lo recorren.

El Paseo de las Esculturas se ha consolidado como un proyecto que revaloriza el espacio público, democratiza el acceso al arte y fomenta la convivencia ciudadana. Con iniciativas como esta, el Museo Nacional de Bellas Artes extiende su influencia más allá de sus muros, llevando el arte a las calles y convirtiéndose en un agente activo en la transformación y mejora del entorno urbano porteño.

Fuente: MNBA, crónica en lugar, relevamiento informativo
Caracteres: 3902