La Ciudad Autónoma de Buenos Aires está experimentando un preocupante aumento en las tasas de desempleo, con un impacto desproporcionado en la población femenina, según revelan los últimos datos del Instituto de Estadística y Censos de Buenos Aires (IDECBA). Las cifras al cierre de 2024 muestran que, de las 105 mil personas desocupadas en la capital argentina, 68 mil son mujeres, lo que representa un alarmante 64% del total de desempleados. Este fenómeno pone de manifiesto una brecha de género que se profundiza en el mercado laboral porteño.
Los indicadores reflejan un deterioro generalizado de la situación laboral en la Ciudad, con un incremento de la tasa de desocupación que pasó del 5,6% en 2023 al 6,3% en 2024. Sin embargo, al desagregar estos datos por género, se evidencia que las mujeres enfrentan mayores obstáculos para acceder y mantener un empleo formal. Entre aquellas que se encuentran desocupadas, el 81,5% cuenta con experiencia laboral previa, mientras que el 18,5% busca insertarse por primera vez en el mercado de trabajo, lo que sugiere problemas tanto de retención como de acceso al empleo para el sector femenino.
La crisis laboral se agudizó significativamente durante el último año, ya que el 50% de las personas que buscan empleo con experiencia previa perdieron su trabajo en 2024. Esta situación no es exclusiva de la Capital Federal, sino que se enmarca en un contexto regional más amplio: en el Gran Buenos Aires, la tasa de desocupación femenina alcanza el 10%, superando considerablemente el promedio nacional de 7%. Estos datos confirman que el problema del desempleo femenino trasciende los límites de la Ciudad y constituye una realidad estructural en toda la región metropolitana.
Detrás de estas estadísticas se encuentran factores estructurales que limitan sistemáticamente las oportunidades laborales de las mujeres. El trabajo doméstico y de cuidado no remunerado continúa recayendo mayoritariamente en ellas, quienes dedican en promedio 6 horas y 30 minutos diarios a estas tareas. Esta carga desproporcionada reduce significativamente su disponibilidad para acceder a empleos formales, mantenerlos y desarrollar carreras profesionales en igualdad de condiciones que los hombres, perpetuando así un círculo vicioso de desigualdad en el mercado laboral.
Las consecuencias de esta disparidad se extienden a largo plazo, afectando incluso la seguridad social de las mujeres en su vejez. Un dato alarmante revela que solo una de cada diez mujeres logra acumular los aportes necesarios para jubilarse sin necesidad de acogerse a una moratoria previsional. Esta situación pone de manifiesto cómo la precariedad laboral y la informalidad que afectan mayoritariamente al género femenino tienen repercusiones a lo largo de toda su vida, generando una vulnerabilidad económica que se prolonga hasta la tercera edad.
Expertos en economía y género señalan que la falta de políticas efectivas de corresponsabilidad en el cuidado y de apoyo a la inserción laboral femenina contribuyen a perpetuar estas brechas. La insuficiencia de servicios públicos de cuidado infantil y para adultos mayores, junto con la persistencia de estereotipos de género en ciertos sectores productivos, configuran barreras adicionales que las mujeres deben enfrentar al momento de buscar y mantener un empleo remunerado en condiciones dignas y estables.
El panorama se torna aún más complejo en un contexto de contracción económica generalizada, donde las primeras afectadas por los ajustes y recortes suelen ser las trabajadoras. La precarización del empleo y la reducción de puestos de trabajo en sectores tradicionalmente feminizados, como servicios, educación o salud, impactan de manera directa en las tasas de desocupación femenina. Asimismo, la falta de políticas de conciliación entre la vida laboral y familiar en muchas empresas dificulta que las mujeres puedan reinsertarse rápidamente en el mercado laboral una vez que han sido desvinculadas.
Frente a esta situación, organizaciones de la sociedad civil y especialistas en políticas públicas insisten en la necesidad de implementar medidas específicas que aborden las causas estructurales del desempleo femenino. Entre las propuestas destacan la ampliación de la red de cuidados públicos, incentivos fiscales para la contratación de mujeres, programas de capacitación en sectores no tradicionales y la promoción de una distribución más equitativa de las tareas de cuidado en los hogares. Solo a través de un abordaje integral será posible revertir esta tendencia y avanzar hacia un mercado laboral más igualitario en la Ciudad de Buenos Aires y en todo el país.
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Fuente: idecba, relevamiento informativo