Mayo comenzó con un nuevo sacudón al bolsillo de los argentinos. A partir del 1° del mes, una serie de aumentos impactan en el costo de vida, abarcando desde servicios esenciales como luz y gas, hasta peajes, alquileres y medicina prepaga. La noticia generó malestar entre usuarios y consumidores, que ven cómo sus ingresos siguen perdiendo poder adquisitivo frente a la escalada de precios.

Uno de los incrementos más relevantes afecta a las tarifas de luz y gas. El gobierno anunció un aumento inicial del 3%, que se aplicará de inmediato. Pero lo que más preocupa es la política de actualización mensual que acompañará este ajuste: durante los próximos 30 meses, se aplicará una suba automática del 0,36% cada mes. Esta medida forma parte del plan de reordenamiento tarifario impulsado por el Ejecutivo, con el objetivo de reducir subsidios y acercar los valores al “costo real”.

En paralelo, los peajes en las autopistas de la Ciudad de Buenos Aires y el Área Metropolitana también sufren un alza del 5,7%. Esta suba, que ya se encuentra vigente, impacta directamente en miles de personas que utilizan el automóvil para trabajar o trasladarse diariamente, y se suma a los aumentos en combustibles acumulados en los últimos meses.

El mercado inmobiliario también aporta lo suyo al panorama de aumentos. Los contratos de alquiler con actualización anual —bajo la fórmula establecida por la Ley de Alquileres— registrarán un incremento del 95,24%, uno de los más altos del último tiempo. Además, quienes tengan contratos con ajustes semestrales o trimestrales enfrentarán subas del 56,7% y 11,51% respectivamente, complicando aún más la situación habitacional de miles de inquilinos.

Otro rubro sensible que se ve alcanzado por los aumentos es la medicina prepaga. Las empresas del sector aplicarán subas que van del 2,5% al 2,7%. Aunque estos porcentajes son menores a los que se venían proyectando, la medida llega tras la intervención del gobierno, que debió actuar para frenar incrementos más elevados luego de denuncias por abuso de posición dominante y acuerdos de precios entre las principales prestadoras.

En este escenario, las asociaciones de consumidores y entidades gremiales expresaron su preocupación. Advierten que, si bien algunos aumentos son menores en términos porcentuales, el efecto acumulado resulta asfixiante para gran parte de la población. Además, cuestionan la falta de una estrategia de ingresos que compense el alza sostenida de precios en servicios esenciales.

Desde el gobierno nacional, se insiste en que estas actualizaciones son necesarias para “corregir distorsiones” y avanzar hacia una economía más sustentable. Sin embargo, en la calle, el malestar es palpable. Con salarios que aún no logran recuperar lo perdido frente a la inflación, los nuevos aumentos agudizan una sensación de incertidumbre y desgaste social.

Mayo apenas comienza, pero para muchos ya representa una cuesta empinada. Entre tarifas, alquileres y servicios médicos más caros, los argentinos vuelven a ajustar sus cuentas con resignación. Y mientras tanto, el grito silencioso de los bolsillos se hace cada vez más audible.

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Fuente: relevamiento informativo